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La pandemia de covid-19 le ha pasado una enorme factura a la salud mental, indicó la OMS, destacando que los casos de ansiedad y depresión han aumentado en más del 25% a nivel global.

En un nuevo informe científico, la Organización Mundial de la Salud también señala que la crisis de covid-19 impidió de manera significativa el acceso a los servicios de salud mental en muchos casos, generando inquietud por el aumento de los comportamientos suicidas.

Este informe, apoyado en el análisis y compendio de gran cantidad de estudios, determinó que en el mundo se registró un aumento del 27.6% de los casos de trastorno depresivo grave solamente en 2020.

La Organización Mundial de la Salud define la obesidad y el sobrepeso como una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud, representando un alto riesgo de padecer numerosas condiciones crónicas, y causando la muerte de aproximadamente 2,8 millones de personas alrededor del mundo cada año.

Esta condición puede darse por factores hereditarios, el estilo de vida o la alimentación, pero es necesario reconocer que va más allá de lo físico y ante esto es importante entender ¿qué sucede con la salud mental, y cómo afecta el estigma a una persona con obesidad?

Lo primero que se debe entender es que la salud mental es un componente esencial de la salud integral. Es bienestar individual y se determina por factores sociales, psicológicos e incluso biológicos.

“La obesidad se puede relacionar con factores psicológicos y las respuestas que tenga el individuo en determinadas experiencias emocionales, negativas o positivas.”

Depresión, ansiedad, autolesiones… Los problemas de salud mental se han agravado con la pandemia de Covid-19. Las redes sociales despiertan recelos entre buena parte de los profesionales sanitarios, pero otros, como la psiquiatra Rosa Molina, han decidido aprovechar su potencial para divulgar información útil y eliminar el estigma.

Corren tiempos difíciles para la salud mental, con un panorama marcado por el aumento de la depresión, la ansiedad y otros trastornos debido a la Covid-19, pero con un contrapunto que anima a albergar cierto optimismo: las enfermedades psiquiátricas han empezado a salir del armario, tanto en las redes sociales como en el día a día.

La pandemia de COVID-19 ha acarreado para los niños daños invisibles en su salud mental que, según la ONG World Vision, se hace especialmente palpable entre las familias más vulnerables, aquellas que más han sufrido los efectos socioeconómicos colaterales de la emergencia sanitaria.

El informe 'Desenmascarando el impacto de la COVID-19: infancia perdida' se basa en 12.000 entrevistas --5.500 de ellas a niños-- en Camboya, India, Indonesia, Laos, Birmania, Nepal, Sri Lanka, Tailandia y Vietnam, aunque la organización considera que sus resultados son extrapolables a otros contextos similares en otras partes del mundo.

Las personas que viven en entornos desordenados reportan un mayor índice de cortisol, la hormona que se libera como respuesta al estrés.

El desorden ademá provoca una mayor sensación de cansancio y una menor motivación.

La acción de limpiar reduce considerablemente los niveles de estrés y ansiedad.

Mientras los informes nacionales del comportamiento del virus del Covid-19 muestran una reducción en los indicadores de contagios y hospitalización, médicos especialistas de la pediatría y la psiquiatría ven con preocupación los efectos en la salud mental de los adolescentes que está dejando la pandemia.

Ayer el informe epidemiológico número 494 dado a conocer por el Ministerio de Salud Pública no reportó ninguna mortalidad en las últimas 24 horas, solo 177 nuevos contagios detectados en 2,839 pruebas de laboratorio y una reducción en la positividad y en la ocupación de camas.

La positividad diaria se colocó ayer en 9.27% y la de las últimas cuatro semanas en 10.94%, mientras la ocupación de camas Covid en 24% con un total de 642 pacientes ingresados.

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