Realiza los ejercicios de respiración por breves minutos varias veces al día, en ambientes libres de aire acondicionado, antes de la comida o por lo menos dos horas después de ingerir alimentos.
Inhala y exhala solo por la nariz y mantén tu mente en el presente.
1. Respiración diafragmática abdominal profunda
- Inhala y exhala de manera lenta y profunda.
- Al inhalar lleva el abdomen hacia afuera (no infles el pecho), expandiéndolo (con ese movimiento se llenarán los pulmones y bajará el diafragma).
- Después de inhalar y sin retener el aire, exhala prolongadamente llevando el abdomen hacia adentro y atrás.
- Repite por dos o tres minutos.
Esta práctica libera estrés, ansiedad, miedo, tristeza y angustia.
Relaja la mente, las emociones y el cuerpo. Aumenta la oxigenación del cuerpo y la elasticidad de los pulmones y elimina toxinas. Además, ayuda a digerir y asimilar mejor los alimentos.
Con los movimientos del diafragma durante el ejercicio de respiración profunda, los órganos abdominales y el corazón reciben masajes que estimulan la circulación sanguínea y el nervio vago.
2. Respiración pranayama alterna
- Se realiza preferiblemente sentado.
- Sigue con cuidado las instrucciones iniciales comunes a las tres prácticas.
- Con el dedo pulgar derecho tapa el orificio nasal derecho, estira el dedo índice y recoge los otros tres dedos.
- Inhala suavemente llevando el abdomen hacia adelante y al llenar sus pulmones, despacio, destapa la narina derecha, tapa la izquierda con el dedo índice y exhala lentamente.
- Realiza diez respiraciones con este movimiento.
- Luego, utilizando la misma mano, repite la acción tapando con el dedo índice la narina izquierda al inhalar y destapándola al exhalar al tiempo que tapas la fosa nasal derecha.
- Evita la prisa para realizar esta técnica respiratoria y trata de hacerla dos veces al día.
Te ayudará a nutrir y equilibrar de manera adecuada los hemisferios cerebrales y la energía corporal.
También recuperarás el estado de quietud mental y la estabilidad del sistema nervioso.
Disminuye la frecuencia cardíaca, reduce el estrés y la ansiedad, favorece la concentración, la relajación y la correcta oxigenación de todo el organismo.
3. Respiración fuego
- La postura habitual para hacer este ejercicio respiratorio es la del loto: sentado con las piernas flexionadas, la espalda recta y las manos sobre las rodillas.
- Inhala por la nariz hasta llenar los pulmones (recuerda: no elevando el pecho, sino expandiendo el abdomen hacia fuera) y exhala con fuerza por la nariz para expulsar el aire, contrayendo el abdomen hacia la columna para estimular el diafragma.
- Conforme el practicante domine el método podrá aumentar la rapidez del ritmo respiratorio.
La respiración fuego debe aprenderse bajo supervisión y ejecutarse con cautela. Si se ejecuta de manera inadecuada puede producirse un mareo, desmayo u otro malestar. Si esto ocurre, se debe detener el ejercicio de inmediato.
El procedimiento no se recomienda a mujeres embarazadas o con el período menstrual, epilépticos, hipertensos o pacientes con enfisema pulmonar o afecciones cardiovasculares.
Entre sus beneficios se encuentran los siguientes: incrementar la energía del organismo, calmar la mente, liberar tensiones y oxigenar el cerebro, facilitar que las emociones fluyan, purificar la sangre y los pulmones, aumentar la capacidad pulmonar, ayudar la memoria y la concentración y estimular el funcionamiento del aparato digestivo.
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Nj productora