Ahora bien, cuando es la madre que decide pasar a la siguiente etapa y terminar con la lactancia es otra historia porque es aquí donde se conjugan todos los sentimientos que mencioné anteriormente. Sin embargo, es necesario detenerse ante esta situación y hacer una introspección que te permita identificar si genuinamente quieres destetar o si hay algún factor externo que te está llevando a tomar esa decisión.
De manera muy personal, entiendo que la lactancia forma un vínculo muy hermoso e inquebrantable entre mamá y bebé, y son ellos los únicos que tienen el derecho de decidir hasta cuándo quieren hacerlo.
No es justo que por presiones familiares y parámetros errados de la sociedad una madre deba verse forzada a dejar de amamantar a su hijo sin importar la edad que este tenga. (Estudios afirman que el destete natural se da entre los 4-7 años)
Como también es imprescindible respetar la decisión de aquella madre que ya siente que logró lo que deseaba, que se siente cansada y quiere poner fin a su lactancia.
Lo importante aquí es velar porque tanto bebé como mamá puedan hacer la transición gradual hacia otra forma de amar y de fortalecer el vínculo que crearon a raíz de la lactancia.
Cuando estés lista, siéntate y explícale a tu bebé lo que va a suceder de una forma empática y que te entienda (no importa la edad que tenga); pues esto va a permitir que el proceso se desarrolle respetuosamente y los ayudará a ambos a tener claridad y a sentirse valorados.
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