Indicaron que estos son aportes insustituibles que solo pueden darse en la convivencia con otros actores del proceso de enseñanza-aprendizaje y que son muy escasos y limitados cuando la docencia se da frente a ordenadores, “que son muy útiles como herramientas de apoyo en los aprendizajes presenciales o en situaciones de emergencia, pero ha quedado demostrado que como modalidad principal de enseñanza con muchísimo empeño logra un nivel satisfactorio en la consecución de los aprendizajes, pero en general se queda en lo insuficiente”.
“Representamos a un extenso grupo de madres y padres que tienen casi dos años viendo como el trabajo y el desarrollo académico y personal de sus hijos e hijas se deterioran por la continuidad injustificada de las clases virtuales, que sumado a la baja calidad, pocas estrategias y recursos de los docentes universitarios para impartir las clases virtuales, que reconocemos han realizado un gran esfuerzo asumiendo un reto para el que nadie estaba preparado, ha afectado la motivación de sus estudiantes y de ellos mismos”, agregaron.
Señalaron que esta situación ha provocado y sigue sumando una alta deserción, que de acuerdo al último informe del Ministerio de Educación Superior y Tecnología (Mescyt), se estima en una tasa de más de 30 % de la población estudiantil universitaria que ya se han desvinculado de su proceso formativo.
Cobran igual
Criticaron demás, que las universidades continúan cobrando, tanto los créditos como los servicios estudiantiles igual que si se tratase de clases presenciales, a pesar de que no es lo mismo ni en términos de preparación académica ni de calidad de la jornada ni es la modalidad de docencia contratada mediante la matriculación inicial de la carrera.
“En ese sentido, hemos visto con mucha pena e indignación el hecho de que universidades con amplios espacios y con posibilidades de improvisar hasta cátedras al aire libre, no han hecho ni el más mínimo esfuerzo por alentar la creatividad de su personal docente para que llevase clases presenciales en dichos espacios, en un intento de volver a inspirar al estudiantado, así como también, que después de los estudiantes cumplir con la vacunación, condición que pusieron las universidades para abrir las clases presenciales en agosto, más del 97 % de las clases continuaron siendo virtuales en todas las carrera”, señalaron.
Deploran que a pesar de que el Mescyt dio luz verde para las clases presenciales desde agosto pasado, siempre que cumpla con el protocolo para evitar contagios de COVID-19, son las universidades las que se empeñan en mantenerse cerradas impartiendo clases virtuales con un porcentaje mínimo de clases presenciales.
Ángela María Cruz de Bergaglio, Elsa María González de González y Soraya Lockward de Sosa, firman la carta en representación del Comité Padres por la Educación Presencial Universitaria.
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