En el comunicado final de la cumbre, China fue denominada por primera vez como "un desafío sistémico" para la seguridad de los países de la OTAN y el orden internacional. Además, los miembros acordaron aumentar el financiamiento de las actividades de la organización a fin de contrarrestar las amenazas y desafíos que presentan Rusia y China.
Cabe destacar que esto contrasta con las declaraciones al final de la cumbre previa de la Alianza, que tuvo lugar en Londres en el 2019. En ese momento, los países europeos miembros de la OTAN aún no estaban preparados para apoyar plenamente la línea dura de EE.UU. hacia China.
Ante este panorama, conviene citar la opinión de la canciller alemana, Angela Merkel, expresada después de la cumbre. Merkel subrayó que la decisión de la OTAN de nombrar a China como un desafío no debe ser exagerada, porque China, como Rusia, también es un socio en varias áreas. "Tenemos que encontrar el equilibrio adecuado", declaró.
A su vez, la misión de China ante la Unión Europea acusó este martes a la OTAN de exagerar la amenaza que supone el país asiático y "crear confrontación". En una declaración, desde la representación diplomática se instó a la organización a ver el desarrollo de China "racionalmente" y a dejar de "exagerar varias formas de la teoría de la amenaza de China", así como a "no usar los intereses legítimos y los derechos legales de Pekín como excusa para manipular la política de grupo".
"La OTAN no puede existir sin 'un gran enemigo'"
Según el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Alexander Grushko, citado por la agencia TASS, "la cumbre de Bruselas volvió a revelar el código genético de la OTAN: la Alianza no puede existir sin un 'gran enemigo', [...] el desafío chino fue añadido a la amenaza rusa".
En un editorial dedicado al tema, el periódico chino Global Times hizo hincapié en que la reunión de Bruselas manifestó el deseo de EE.UU. de explotar políticamente a los países de la OTAN. "Esta cumbre de la OTAN puede verse como un punto clave en la actitud de EE.UU. y Europa hacia China en el ámbito de la seguridad. Washington levantó el telón de una campaña de movilización política para utilizar el bloque de la OTAN a fin de llevar a cabo una competencia estratégica con China", sostuvieron.
Desde el punto de vista de Lucie Robequain del periódico francés Les Echos, la UE no debería unirse a la línea de confrontación con China, propulsada por EE.UU. En términos económicos, energéticos y políticos, Europa depende demasiado de China y Rusia y, por lo tanto, no puede obedecer ciegamente a los intereses estadounidenses, especialmente desde que el año pasado Pekín sustituyó a EE.UU. como principal socio comercial de la UE.
Como señaló Matthias Nass, experto en la política de los países asiáticos, en un artículo para Die Zeit, la conclusión más importante de la cumbre es que el tema de la seguridad ahora abarca no solo al Atlántico Norte: "La OTAN está mirando a la región del Indo-Pacífico y tiene la intención de profundizar la cooperación con sus socios allí: Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda".
De acuerdo a Jorge Tamames, quien escribió una columna para el periódico español Público, la alianza occidental contra China es un anacronismo. "La estrategia [de Biden] parece más inteligente que las de sus predecesores. Pero la preocupación de fondo es idéntica: retener la primacía global de EE.UU. en un mundo que ha dejado de ser unipolar. Es un enfoque caduco, que choca con los intentos de la Unión Europea por desarrollar una acción exterior independiente".
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Nj productora