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En España el 75,2% de la población consume alcohol. De todos ellos, cerca del 20% reconoce haberse emborrachado en el último año y el 38% afirma considerarse bebedor habitual. Sin embargo, solo un 7,1% cumple los criterios para la drogadicción del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).

Éste no es más que un ejemplo en representación de lo que ocurre con otras sustancias legales o ilegales como el tabaco, el cannabis, la cocaína o el éxtasis: solo un porcentaje menor de los que se acercan a las drogas acaban padeciendo una adicción.

Se sabe que las drogas tienen per se un efecto sobre el organismo y que el cerebro humano es susceptible de generar una dependencia a las mismas. La dependencia, que se define en términos generales como la necesidad irrefrenable de consumir, es uno de los componentes clave de la adicción junto con las consecuencias graves que se derivan de ella.

La Revista de Psiquiatría Infanto-Juvenil en España acaba de publicar el informe clínico de un menor de 15 años que tuvo que ser hospitalizado durante 60 días por presentar sintomatología relacionada con una preocupante adicción a Fortnite.

Según se lee en el artículo médico, el adolescente llegó a consulta “por presentar aislamiento en su casa y rechazo a interacciones sociales con negación a acudir a servicios sanitarios, inflexibilidad personal persistente y escaso interés por su entorno”.

Debido a ese cuadro, en un primer momento, fue diagnosticado con ‘Trastorno del Espectro Autista (Asperger)’ y ‘Fobia social’.

El uso desmedido de dispositivos electrónicos por parte de los menores de edad no inquieta únicamente a padres y tutores. La sobreexposición al mundo virtual, agravado por el confinamiento, preocupa a expertos en el manejo de adicciones.

Juegos y clases virtuales han hecho que niños y adolescentes pasen jornadas más largas frente a las pantallas, incubando en sus cerebros un estado de vulnerabilidad psicológica, aseguró Hanoi Vargas, director de la Clínica Conductual Volver, en el encuentro titulado “¿Cuál es el manejo adecuado del padre frente a cualquier tipo de adicción en un hijo?”.

“Se espera en poco tiempo, y ya lo estamos viendo, mayor nivel de demanda de asistencia vinculada con el uso inadecuado de los videojuegos o la exposición prolongada a medios electrónicos”, expresó el profesional de la conducta.

La sobreexposición a las nuevas tecnologías tiene efectos en la bioquímica del cerebro, alertó en conversación con la psicóloga Kathya Flores, directora de Centro KFA.

“Las áreas que se activan relacionadas con estas actividades, en el orden compulsivo, se asemejan a las áreas del cerebro que se activan por el uso de drogas, en este caso de la cocaína”, explicó el experto.

Las adicciones, más que a sustancias externas, se vinculan a cambios en la bioquímica del cerebro. Cuando, por el abuso de los aparatos en cuestión, se altera la bioquímica del cerebro, este órgano deja de reconocer la quietud que viene al cesar la actividad que provocó el estado eufórico.

El cerebro, argumentó el psicólogo, “reconoce como una constante ese nivel de sobreestimulación, entonces ya luego la persona va extrapolando, va dirigiendo hacia otras áreas y otras búsquedas para tener sensaciones de esa naturaleza”.

 

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