En sus etapas iniciales, el cáncer de cérvix no suele presentar síntomas o presenta síntomas inespecíficos como sangrado genital irregular o intermitente, sangrado tras relaciones sexuales y flujo vaginal maloliente.
En sus etapas avanzadas puede presentarse dolor en la zona pélvica, sangrado o flujo vaginal anormal, especialmente después de tener relaciones sexuales y dolor durante estas, así como problemas para orinar, sangre en orina o heces, e inflamación en las piernas.
Los factores de riesgo para la enfermedad están relacionados con la exposición al virus del papiloma humano (VPH) y consisten principalmente en el inicio de las relaciones sexuales a una edad muy temprana, la promiscuidad y las relaciones sexuales con parejas que realicen prácticas sexuales de alto riesgo.
La vacunación y los chequeos rutinarios (Papanicolau y citología), con la frecuencia que recomiende el médico forman parte esencial de la lucha contra esta enfermedad. La aplicación de medidas sistemáticas y constantes consigue reducir la aparición del cáncer y su mortalidad entre el 70% y el 80%.
Es importante resaltar que debemos vacunar a niños y niñas a partir de los nueve años para reducir la incidencia de este cáncer. Ante cualquier sospecha consulte a su médico.
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