La sociedad nos dice que ‘loro viejo no aprende a habla’, que es más difícil para los adultos aprender nuevas habilidades que para los niños. Y en muchos sentidos, eso es cierto: los bebés no tienen nada que hacer más que comer, dormir y aprender, mientras que los adultos enfrentan todo tipo de limitaciones de tiempo, dinero y limitaciones de la vida real. De acuerdo al estudio publicado en la revista Human Development, por la doctora Rachel Wu (2017), utilizar un enfoque infantil en el aprendizaje puede ayudar a personas de cualquier edad a asumir y conquistar nuevos desafíos. Las investigaciones sugieren que pueden mantener su cerebro activo, retrasando o desacelerando el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Wu dice que, a medida que envejecemos, pasamos de un aprendizaje amplio a un aprendizaje especializado, centrándonos en nuestras carreras y áreas específicas de especialización. Es esa especialización cada vez más estrecha la que conduce a la desaceleración cognitiva.
En lugar de caer en esta trampa, resalta Wu, los adultos deberían adoptar un aprendizaje amplio a través de las siguientes seis estrategias.
Como adultos, solemos utilizar habilidades similares día tras día. Aceptamos trabajos en campos que ya dominamos, conducimos por las mismas rutas a los mismos lugares y adoptamos rutinas con las que nos sentimos cómodos. Pero toda esta familiaridad limita las partes del cerebro que utilizamos de forma básica. Mientras, si cambiamos a actividades más retadoras y diferentes obtendremos mayores beneficios cognitivos.
Puedes contratar a un profesor o tomar una clase por tu cuenta o también puedes unirte a un grupo de adultos donde uno de los integrantes enseña una actividad como pintar, tocar un instrumento, hablar un nuevo idioma.
Este puede ser uno de los más difíciles, porque está muy arraigado en nuestra cultura. Esforzarte por creerlo realmente para saber que puedes y que mejorarás con la práctica.
Lo que mantiene a la gente motivada es muy personalizado: la gente necesita encontrar la inspiración que funcione para ellos.
Dividir tu tiempo y energía en tres o cuatro áreas estirará tu cerebro en todas las direcciones diferentes. La clave es tomar riesgos, escuchar a tu maestro y sentir que tu capacidad intelectual florece.

 


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