Desde muy pequeña María Celeste Arrarás Mangual supo que su vida estaría marcada por la narración de lo que veía y sentía. Creció en Puerto Rico, en una familia de educadores, un entorno que la marcó profundamente. Su padre, rector de una universidad, la rodeó de un ambiente académico y cultural desde temprana edad. “Crecí en un campus universitario hermoso y yo era como la mascota de la universidad”, recuerda con cariño durante una visita, el jueves, a Listín Diario.
“Los estudiantes me hacían fiesta, se metían conmigo y yo incluso vendía lápices, y como era la hija del rector, ¡me los compraban todos!”, dice.
Ese pequeño mundo lleno de saber y belleza, hizo de su niñez “una muy saludable”.
Cuenta que se sentaba a escuchar las conversaciones de los adultos, donde profesores universitarios hablaban de literatura, mitología griega, poesía y música.
“Siempre fui muy curiosa, muy metiche y creo que eso fue lo que me llevó al periodismo. Me encantaba escuchar las conversaciones de los adultos y yo me sentaba y no hablaba, yo solamente escuchaba porque sabía que si hablaba me botaban”, rememora.
Ella relata que tenía sus muñecas como cualquier niña y además de eso y de estar rodeada de intelectuales, desarrolló grandes habilidades en la natación, alentada por su padre, quien fue presidente del Comité Olímpico Puertorriqueño.
“Era muy talentosa en natación y llegué a competir en las Olimpiadas de Montreal. Gané varias medallas, pero mi papá siempre fue muy estricto conmigo. Recuerdo que cuando me distraía con los amigos, me sacaba del agua por los pelos”, dice.
Mientras surcaba las aguas con agilidad y fuerza, en su mente había otras pasiones. Desde los diez años, un deseo secreto la acompañaba: escribir una novela.
Ella ha conseguido numerosos logros. Desde su galardonada trayectoria en Telemundo hasta la publicación de libros como “El Secreto de Selena”, que fue llevado a la televisión. “Me encantó ver mi trabajo de ficción en televisión, y me gustaría hacer más miniseries en el futuro”, confiesa.
Sin embargo, a pesar de los proyectos que ha realizado, la novela es un sueño que aún está por cumplir, un proyecto que espera completar cuando el momento sea el adecuado.
“Siempre quise escribir una novela”, con una chispa en los ojos. “Desde bien pequeñita supe que la llamaría “Miembros por una noche”. No me preguntes por qué, pero ese título ha estado en mi cabeza desde entonces”, revela.
“He tenido tantos logros profesionales que, a veces, me pregunto qué metas puedo ponerme porque las he cumplido casi todas. Y no tener metas es muy triste”, reflexiona.
Si bien María Celeste ha reducido su presencia en televisión, ha encontrado una nueva pasión que la llena de emoción: ser conferencista. Para ella, cada conferencia es una oportunidad única de conectar con la audiencia de una manera cercana.
“Eso me encanta porque cada conferencia es diferente, porque cada público es diferente, entonces es como un romance”, expresa y compara el proceso con un enamoramiento: “Te vas conociendo a medida que empieza la conferencia y te vas enamorando, y al final acabas besándote con tu audiencia”.
La conexión que establece con su público es esencial para ella, y siempre trata de hacer que la experiencia sea amena y memorable. “Eso me encanta porque es como un tú vas viendo la risa o si aplauden o si están en silencio porque están escuchando con atención”, explica en la plática con los periodistas de Listín Diario.
Ella se encuentra en la capital dominicana para participar en el Simposio Iberoamericano de Comunicación, donde tendrá la conferencia titulada “Cómo vencer el miedo y convertirlo en nuestro mejor aliado”, que se celebrará este viernes en el Hotel Embassy Suites by Hilton.
Si hay un lugar que ha jugado un papel especial en la vida de María Celeste, ese es República Dominicana. Su relación con el país no es solo laboral, sino profundamente emocional.
Es como si el destino hubiera decidido entrelazar su vida con la de República Dominicana, pues con el tiempo, sus programas de televisión se convirtieron en un fenómeno en la isla, emitiéndose varias veces al día.
“Les estaba dando una sobredosis de mis diferentes shows”, dice entre risas, pero “con el corazón lleno de gratitud”.
Y su relación con esta nación no se ha limitado solo a la pantalla. “Vine aquí para mi luna de miel con el padre de mis hijos”, recuerda con cariño.
También compartió que su hermano se casó en el país, que ha venido a vacacionar en numerosas ocasiones y que tiene una inversión en Punta Cana en la actualidad, donde adquirió un apartamento “para venir de vez en cuando”.
Incluso, más allá de lo personal, su amor por esta tierra se tradujo también en su trabajo. “Siempre procuraba que en mis programas hubiese contenido del Caribe, de República Dominicana, y especialmente de las comunidades dominicanas y puertorriqueñas en Nueva York”, añade.
Para María Celeste, la relación con la República Dominicana ha sido, como ella misma describe, “una relación de amor, estrecha, de complicidad, y que se ha fomentado con los años”.
Anque ha tenido una carrera llena de éxitos, María Celeste admite que ha sentido miedo en algunas ocasiones. “El temor es algo natural, pero nunca me ha paralizado”, afirma.
“He aprendido a desarrollar herramientas para lidiar con el miedo y usarlo a mi favor. Una vez que superas el miedo, las siguientes veces se vuelven más fáciles. Es una cuestión de práctica y de no dejar que te domine”, agrega.
Este enfoque positivo ha sido clave en su vida y en su carrera, permitiéndole enfrentar los desafíos con valentía y determinación. “El miedo es una reacción biológica para sobrevivir, y cuando lo entiendes, puedes convertirlo en tu aliado”, explica.
A pesar de su apretada agenda, María Celeste nunca pierde el contacto con su natal Puerto Rico. Aunque su vida profesional la ha llevado por muchas partes del mundo, siempre encuentra tiempo para volver a casa. “Yo siempre voy a Puerto Rico”, afirma, subrayando que muchas de sus visitas son de carácter privado.
“Lo que pasa es que siempre voy en visitas privadas. Ahora voy dentro de dos semanas a algo de trabajo, pero casi siempre voy privado a ver a mi papá, a ver a mi tía, a ver a mis primos, hermanos”.
El amor por su tierra va más allá de la simple visita; es una sensación de pertenencia que no puede encontrar en ningún otro lugar.
“Añoro esa sensación de bienestar, de que perteneces a un sitio. Venía en el avión con un señor dominicano que cuando veníamos aterrizando y se veía ya la tierra decía, ay, qué emoción yo llegar a mi tierra… cuando veo eso, me emociono tanto y yo dije ay, caramba, así es como yo me siento cuando estoy llegando a Puerto Rico”, cuenta.
Aunque ya no trabaja diariamente en vivo, su conexión con el medio sigue viva. “Lo que no extraño es el estar todos los días en vivo con ese monopolio de mi tiempo y de mi energía y de mis pensamientos que requiere hacer eso. Eso no lo extraño”, confiesa.
No obstante, eso no significa que haya dejado la televisión por completo. “Me han hecho invitaciones esporádicas tanto de Telemundo como Univisión, también en CNN estaba haciendo algo en estos días”, añade, mostrando que sigue conectada al mundo televisivo, aunque a su propio ritmo. En cuanto a su relación con las grandes cadenas que marcaron su carrera, María Celeste es clara en que no tiene resentimientos ni preferencias.
“¿Cómo quedó el corazón de usted con relación a Telemundo Univisión? ¿Está partido en dos o entero para uno solo?”, le preguntó Listín Diario, a lo que ella respondió, sin titubear: “No, no, no, no, no está partido, ni es para nadie. Yo tengo buenos recuerdos de ambas cadenas y entendí temprano en la vida de mi carrera que este es un negocio que da vueltas y que tú no te puedes dar respuesta ni en este negocio ni en ninguno, porque nunca sabes dónde vas a estar mañana”.
Esa madurez profesional la llevó a manejar sus salidas de ambas empresas con dignidad y gratitud: “Tienes que ver la cosa, no tomarte lo personal. Míralo desde un punto distanciado, sin emociones fuertes, y aceptarlo. Y en el proceso comportarte siempre como un profesional, que yo lo hice. Yo me fui dando las gracias al que me despidió”.
Su actitud ha sido clave para mantener abiertas las puertas en ambas cadenas, lo que le ha permitido regresar como invitada: “Hoy en día me invitan a los dos shows, que eso es bien poco común. Digo, a las dos cadenas. Yo voy a Univisión y lo hago. Claro, voy a programas que no voy como contratada, voy como invitada, pero es chévere saber que voy y hablo de mis cosas, me recuerdo de viejos tiempos, la paso chévere, me gusta”.
“Siempre les digo a los jóvenes que busquen lo que les apasiona y trabajen duro para alcanzarlo”, aconseja.
Recomendó a la juventud tener mucha disciplina, encontrar lo que les apasiona y en lo que son buenos. “O sea, no tienes que ser la eminencia dentro de ese campo, pero tienes que tener cierto talento y habilidad para la carrera, o sea, no te puedes meter a hacer pintor si no sabes agarrar una brocha y no sabes cómo pintar o no tienes talento para pintar”.
También que si no logran al principio conseguir el trabajo que quieren, que busquen algo que esté relacionado a eso y empiecen a trabajar.
Asimismo que se enfoquen en sí mismos. “Enfócate en ti, mirando para el frente, a lo tuyo nada más, porque si miras a otro lado o a otro eso te distrae y te quita energía que puedes usar para lograr tus metas más rápido”, puntualiza.
Con su experiencia en los medios y su padre habiendo tenido una carrera en la política, muchos han preguntado a María Celeste si alguna vez consideraría entrar en ese mundo.
“Hubo un momento en que lo pensé seriamente”, admite. “Me hicieron un acercamiento muy serio después de dejar la televisión, pero decidí que no era para mí. La política puede ser muy dura, y creo que se puede tener más influencia desde los medios de comunicación”, añade.
Para ella, la política implica hacer compromisos que pueden ir en contra de los propios valores, y eso fue algo que nunca quiso hacer. “Vi cómo mi papá, siendo una persona recta, tuvo que enfrentar muchas cosas, y eso me hizo dudar de la política como carrera”, dice.

 

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